FALL BREAK
Como bien he dicho antes, supongo que os preguntaréis dónde he estado y qué es eso del "fall break". Pues bien, el "fall break" es un puente que tienen aquí antes la semana antes de Halloween (lo que no tiene ningún sentido porque sin embargo Halloween no es festivo), el cual lo disfruté estando 5 días en México. Sí, como lo oís, en México, en una excursión del colegio, para hacer buceo (de hecho estoy certificada, porque me pase todo el mes pasado yendo a las prácticas todos los domingos). El viaje fue ALUCINANTE. Empezamos nuestra aventura cogiendo un vuelo desde Indianápolis hasta Dallas (aeropuerto bastante curioso por la forma en la que está diseñado). Después de esperar allí y comer, cogimos otro vuelo a Cacún y de Cancún un autobús hasta playa del Carmen, y de Playa del Carmen (donde había un Pull and Bear, que vamos, me sentí como en casa) un ferry hasta Cozumel, nuestro destino, una isla mexicana situada en el mar Caribe, cerca de la costa de Cancún. El primer día no hicimos nada interesante, sólo ir al hotel, cenar e irnos a dormir porque estábamos muertos, pero el segundo día si que fue interesante. Nos levantamos, desayunamos y cogimos todo el equipo de buceo para irnos a coger el barco que nos llevó al medio del mar para bucear. Durante el viaje al sitio, los monitores nos iban explicando a donde íbamos y lo que nos encontraríamos allí. Y luego, inmersión en el mar, descenso, y en tu cabeza te pones a cantar:
Lo primero que ves son arrecifes, pero a medida que te vas acercando más ya empiezas a ver pececillos de colores, peces más grandes e incluso una langosta escondida entre las rocas. Y, dejándote llevar por la corriente, vas recorriendo el arrecife y viendo toda la vida submarina. Después, cuando estás en la capacidad mínima de gas, asciendes, haciendo la parada de seguridad para que tu cuerpo se habitue y subes al barco, preparada para comer la fruta que ponen para que no te mueras del hambre: platanos, melones, piñas...claro, ¡todo ríquismo! Y después de esperar un rato tumbada en la proa tomando el sol del Caribe, otra inmersión. Y más de lo mismo: sentirse como la Sirenita, dejarte llevar por la corriente y ver todo tipo de vida submarina. Después de la segunda inmersión, vuelta al hotel a comer y a pasar la tarde tomando el sol en las hamacas y camas que había en la playa. Y luego por la noche, comida china en México, donde aprendí a usar palillo chinos.
Al día siguiente, sólo pude hacer una inmersión, porque en la segunda inmersión me dolían los oídos, pero por la noche hice una inmersión nocturna, que consistió en ir en el barco al anochecer hasta el punto donde íbamos a sumergirnos. Luego, salto al agua y con linterna en mano, descenso a las profundidades. Tengo que reconocer que al principio da un poco de impresión porque estás debajo del agua, no sola porque vas con más gente, pero la sensación es esa, y es algo tétrico porque las luces son de color verdoso y la escena parece sacada o de una película de terror o una película sobre alienígenas. Pero mereció la pena, porque por la noche puedes ver más cosas que por el día, como pulpos enormes que parecían azules a la luz de la linterna, cangrejos que sólo el cuerpo era como mi cabeza, una especie caballitos de mar, sepias y una anguila. Pero por culpa de la inmersión, y el frío que hacía cuando volvías al barco me resfrié y al día siguiente no pude hacer ninguna inmersión, porque si estás resfriado tus oídos están taponados y no es seguro someterlos a presión, pero aún así ese día fue divertido porque hice algo que nunca había hecho antes: cortarle el pelo a alguien. La pobre víctima fue un amigo mío que necesitaba un corte de pelo y tuvo la mala idea de sugerirmelo a mi, y yo, como tengo el chip de probar cosas en modo on, pues le corté el pelo, y claro, el pobre parecía que tenía una enfermedad y que se había arrancado el pelo el mismo, pero aún así no se enfadó conmigo ni nada, de hecho se reía, y ahora siempre me bromea con ello.
Al día siguiente,tuvimos las dos últimas inmersiones, las cuales fueron las mejores por varios motivos. Uno, porque pudimos ir entre los arrecifes, es decir, meterte un agujero y salir por el otro lado, y dos, porque vimos un montón de animales como un raya, otra langosta, tortugas (tan de cerca que casi toco una) y tiburones. Si, tiburones, y que mal lo pasé. Incluso aunque sé que no son peligrosos, la imagen de los tiburones en mi cabeza es más fuerte, pero de todas formas fue alucinante verlos.
A la tarde, vuelta a tomar el sol y al día siguiente depresión por dejar Mexico y por tener que hacer Cozumel-Dallas (esperar cuatro horas)-Indianapolis.
Este viaje fue uno de los más impresionantes que hecho, y aquí os dejo las fotos para que os hagais una idea de como era el lugar.