lunes, 2 de enero de 2012

ORGULLO Y AÑO NUEVO

Y desde Nochebuena a Nochevieja, ¿qué hiciste? Pues queridos lectores, entrenar como nunca lo había hecho en mi vida. Mis cinco días después de Navidad fueron: el lunes no ir a entrenar porque aún no me encontraba recuperada del todo; el martes entrenamiento de 6 a 7 y competición aunque sólo fui a animar al equipo, porque no había entrenado los días anteriores, y no iba a poder hacerlo bien; y miércoles, jueves y viernes entrenamiento de 3 horas por la mañana (de 7 a 10) y dos horas por la tarde (de 3 a 5). Esos días mi vida se convirtió en: entrenar, desayuno, siesta, comer, entrenar, dormir y vuelta a empezar. Y además los entrenamientos no eran de relax, no, no, aquí se entrena duro. Y sobre todo para mí que no estaba en buena forma. Pero con estos sets, estoy en buena forma, pero no sólo con eso una se siente bien, una se siente reconfortada y orgullosa porque lo hace. Porque se levanta a las 6 de la mañana para ir a entrenar e intenta hacer todo, y aunque a veces no se consiga hacer todo, todo, por lo menos no abandono. Pero de lo que más me siento orgullosa es de lo que hice el sábado de Nochevieja. El día 31 de diciembre de 2011 puedo decir que nadé 11200 yardas, lo que equivale a 10.8 quilómetros, casi sin parar, sin rendirme y en menos de cuatro horas, lo que para mí es un record personal.
 Eso sí, después de nadar tanto acabas muerta. Aunque la verdad es que los 7 primeros quilómetros se me hicieron cómodos, no fáciles, pero no encontré mayor dificultad. El problema fueron las últimas 3200 yardas (aproximadamente 3 quilómetros) que fueron los más duros y los que más me costó hacer. Y después del maratón, un buen desayuno, preparado por todas las mamás del equipo de natación, y luego ducha, descansar y hacer skype con mis padres tomando las uvas. Tengo que reconocer que aunque tuve morriña de casa e incluso lloré emocionada cuando acabé de comer las uvas y decirles te quiero y feliz año a mis padres, lo llevé mejor de lo que esperaba. Mis expectativas básicamente eran pasarme las Navidades llorando y con muchísima morriña, pero no fue así. Aunque tengo que reconocer que no es fácil pasar unas fechas tan familiares sin mis padres, mi familia y mis amigos, te das cuenta de lo que estás viviendo y de que eres más fuerte de lo que pensabas. Debo reconocer que el año 2011 ha sido uno de los mejores de mi vida, no sólo por haber cruzado el Atlántico, sino por toda la gente que en España y aquí me han rodeado, y porque he sentido el cariño de todas esas personas (cariño que cruza océanos también) y porque me ha dado la oportunidad de conocerme mejor y ver mis posibilidades.
Sólo quiero deciros a todos gracias por seguirme y mostrarme vuestro cariño, y deciros:
¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

No hay comentarios:

Publicar un comentario