miércoles, 11 de enero de 2012

TRIP TO FLORIDA: DAY 6

Hoy he estado en once países. Espera, ¿cómo? No, no os asustéis, aún no he vuelto a España o a Europa, yo sigo aquí en América. Y entonces, ¿Por qué digo que visité tantos países en un día? Pues porque hoy fuimos a Epcot, una parte de Disneyworld que es como una exposición mundial. Es como un parque educativo, con una sección que está pensada más para adultos que para niños.
Entras en el parque y parece salido del futuro con una bola gigante que parece una pelota d golf. Luego tiene varias “atracciones” y un lago rodeado con pabellones para cada país. Primero fuimos a una atracción que me encantó en la que volabas por California, aunque viendo surfistas me entraron una morriña de surf increíbles. Luego fuimos a la atracción de Nemo que no era gran cosa, era simplemente un vehículo que te llevaba por un acuario. Después hicimos un par de minutos de cola para Fast Trrack que básicamente consiste en un circuito de test de coches, en el que vas montado, y al que aceleran, paran, dan curvas y curvas, lo ponen a frío y a calor y te llevan a toda pastilla por una “autopista”. La siguiente atracción y la última antes de comer, fue la que estaba dentro de la pelota de golf gigante que consistía en un viaje desde las cavernas hasta el presente pasando por tu futuro, después de contestar a un par de preguntas.
Y a la comida, pues a comer en una restaurante japonés que me prestó muchísimo. Sushi, ensalada, limonada y seguir visitando países. Canadá, nada interesante; Bretaña, palacio, pubs, teterías y cabina de teléfono roja; Francia, con la torre Eiffel y bistrós y creperies (que ricas estaban); Marruecos y un palacete estilo la Alhambra y el bazar; Japón y estanque con carpas y templo; America y con el edificio donde se firmo la Declaración de Independencia; Italia con edificios que yo no supe si era Roma o Florencia; Alemania que pareció sacado de los de las montañas de Baviera; China con su ciudad prohibida; Noruega y los vikingos; y México con una pirámide azteca que es dónde cenamos y dónde mi padre americano me preparó la sorpresa de celebrar los Reyes Magos, regalándome una camiseta de Cenicienta (una broma que tengo con la familia) y una tarta de chocolate riquísima. La verdad me hizo bastante ilusión el detalle porque son típicas cosas que es cuando te das cuenta de que no estás en casa, de que no te levantas pronto porque “¡vienen los reyes!” o ir a casa de los abuelos y estar con la familia y sobre todo lo que echas en falta es estar con tus padres.
Después de cenar, fuimos a hacer las últimas compras, ver un concierto de rock celta en Cánada y disfrutar de los fuegos artificiales de los cuales os dejo el vídeo aquí:

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