jueves, 5 de enero de 2012

TRIP TO FLORIDA: DAY 4

Bueno y ya estamos en mi cuarto día en Florida y como no, no podía estar en Orlando sin ir a Disney, así que allá fui a Disney's Hollywood Studios. El truco para disfrutarlo es: llegar pronto, tener un buen aparcamiento, entrar e ir directamente a las atracciones que más molan para no tener que hacer colas de dos horas.

Por esta razón hicimos lo siguiente, la primera de todas, Star Wars que sólo fueron 10 minutos esperando. La atracción consiste en una pantalla con 3D en la que haces un viaje intergaláctico disparando a la estrella de la muerte y escapando de las naves enemigas que te persiguen porque tienes un espía a bordo de la  nave.








La siguiente, por supuesto, tenía que ser Toy Story y aunque tuvimos que esperar 40 minutos, mereció la pena. ¿Por qué? Pues bueno, primero por que es Pixar y estoy enamorada de Pixar. Segundo, porque el decorado para esperar en la cola estaba super bien hecho, con juguetes de la película y una mister Potato parlante con el que te podías sacar fotos. Y luego la atracción que consistía en unos asientos que se iban moviendo y desde los cuales tenías que disparar a diferentes objectos colocados en pantallas con tecnología 3D para conseguir puntos. Fue súper divertido.
Después fuimos directos a la Tower of Terror, y yo claro, muerta de miedo, porque señoras y señores, no tengo miedo de cruzar el Atlántico y dejar España para estar un año aquí, o nadar entre tiburones, pero me aterrorizan las atracciones del tipo torre alta que sube y baja o montañas rusas. Y claro, hay estamos en un "hotel encantado" esperando en una cola a lo que pensaba yo que sería mi muerte. Y bueno en la cola, estaba nerviosa pero eso no tiene comparación a como estaba en la atracción, cuando estábamos sentados en la cosa que subía y bajaba. Juro que antes de que empezara a moverse yo casi me muero de la angustia y de los nervios por estar ahí. Pero después todo estuvo bien. Un par de sustos, ir arriba y abajo y listo. No fue para tanto. Pero mi cara en la foto que compró mi padre americano no tiene precio. Para él es cara de "constipated" (estreñida) pero para mí es cara de voy-a-morir-en-esta-atracción.
Después de eso, el show de la Bella y la Bestia, en la cual me sabía todas las canciones pero como estaban en inglés no podía cantar ninguna. Nada, un chasco, aunque el espectáculo me encantó.
Y después de eso, vencer otro de mis miedos: las montañas rusas. Y me enfrente a nada más ni nada menos que a la Rock 'n' Roller Coaster de Aerosmith que tiene loops y va muy rápido, a la cual ya había ido en el Disney de París, pero la había hecho con los ojos cerrados. Pero esta vez estuvieron bien abiertos y menos mal, porque si no me hubiera perdido esa atracción tan alucinante otra vez. La cosa consiste basicamente que una montaña rusa rápida y con movimiento que tiene cosas que brillan en la oscuridad que te recuerdan a cosas de rock o a California, mientras suena música rock en los mini altavoces que tienes en el respaldo del asiento. Una experiencia.
Después, otro show de princesas pero está vez: bajo del maaaaaaaar, bajo del maaaaar... Creo que sabéis de lo que hablo. Claro que sí: La Sirenita. La verdad lo que más me gustó del show fue cuando estaba todo oscuro y pusieron la canción que acabo de cantar con marionetas que brillaban en la oscuridad.
Salimos de la Sirenita y no podía faltar hacernos una foto con Phineas y Pherb antes de ir a ver el show de Indiana Jones, que aunque me pareció algo aburrido, reconozco que el set estaba muy bien montado, pero me faltó continuidad en el show porque se paraban mucho a montarño y desmontarlo mientras hacían bromas con personas del público.

Y como ya estaba anocheciendo, hora de cenar en un restaurante donde los camareros son tus padres y te mandan que te laves las manos, no pongas los codos en la mesa y que te comas todas las verduras. Me gustaba el sitio, pero lo de que se metan conmigo no tanto, yo soy más de comer con tranquilidad, a mi bola, sin nadie que me esté encima, pero bueno, una experiencia más.
Y por fin, de noche, y la calle de Hollywood completamente iluminada con luces de navidad y el show Fantasmic de Mickey Mouse que hace un repaso a todas las películas clásicas de Disney que han marcado infancia de muchas generaciones como la mía. Tengo que reconocer que el show me emocionó porque me sentí como una niña pequeña otra vez y recordé muchas cosas de mi infancia viendo los fragmentos de las películas en las paredes de agua donde estaba  proyectadas. Fue un momento muy tierno para acabar el día.

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